miércoles, 17 de marzo de 2010
Vida marina en riesgo a causa del hierro
Fertilizar los océanos con hierro para que absorban dióxido de carbono podría hacer que aumenten las concentraciones de una sustancia química que puede matar a los mamíferos marinos, según un estudio.
El hierro estimula el crecimiento de las algas marinas que absorben CO2 del aire y hay quienes consideran que este método podría ser una solución al problema del cambio climático.
Ahora los investigadores demostraron que las algas aumentan la producción de un veneno que puede matar a los mamíferos y a las aves.
Esta idea, dicen los expertos que presentaron sus hallazgos en la publicación Proceedings of the National Academy of Sciences, "resulta preocupante".
Resultados mixtos
La toxina -ácido domoico- despertó el interés de los científicos por primera vez a fines de los '80, cuando se descubrió que causaba envenenamiento en mariscos.
Es producida por el alga del género Pseudonitzschia, y las concentraciones aumentan rápidamente cuando el alga crece.
Cuando está presente en el mar, se detiene la pesca de mariscos.
También se le atribuye al ácido domoico el incidente ocurrido en 1961, cuando una banda de aves marinas atacó la ciudad de Capitola, en California, Estados Unidos, un evento que algunos creen inspiró a Alfred Hitchcock para su película "Los pájaros", basada en la novela de Daphne du Maurier.
Más hierro, más ácido
En la última década, cerca de 10 proyectos investigaron la fertilización con hierro con distintos resultados.
Costa
Desde el aire se puede ver en azul claro dónde crecen las algas.
Sólo dos de ellos midieron la producción de ácido domoico, explicó William Cochlan, de la Universidad del Estado de San Francisco, un científico involucrado en un nuevo proyecto.
"Teníamos una serie de objetivos en este trabajo, pero uno de ellos era preguntarnos: '¿Es común encontrar especies de algas que producen ácido domoico? ¿Están produciendo ácido domoico? ¿Y el hierro estimulará su producción?'", dijo Cochlan.
Los estudios llevados a cabo en la estación oceánica de Papa, una plataforma de investigación en el noreste del Océano Pacífico, respondieron "sí" a estas tres preguntas.
El tipo de alga pseudonitzchia estaba presente, produciendo ácido domoico y los experimentos demostraron que la producción de este ácido aumentó durante la fertilización con hierro y cobre.
Asimismo, ante la presencia de estos minerales, el alga pseudonitzschia creció más rápido que las demás.
Los niveles de ácido domoico en aguas enriquecidas con hierro eran iguales a los que causaron envenenamiento en mamíferos en aguas costeras.
Fenómeno corriente
Alisa Hall, vicedirectora del Instituto de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad de St. Andrews en Escocia, señaló que el envenenamiento por ácido domoico era algo corriente en algunas partes del mundo.
Investigadores
Los expertos dicen que es crucial analizar el efecto del hierro en la vida marina antes de continuar con los estudios.
"Desde 1998 hemos visto episodios de ataques y mortalidad masiva en leones marinos en la costa oeste de Estados Unidos", dijo Hall.
La toxina se acumula por ejemplo en los peces, aunque estos son inmunes.
"La hemos visto en focas, pelícanos, marsopas, depende de cuánto coman, pero si un león marino o un pelícano consume una buena cantidad de anchoas contaminadas, eso sería suficiente", le dijo Hall a la BBC.
Aún se desconoce el efecto del ácido domoico en otras especies, pero sería razonable pensar que podría afectar también a los mamíferos marinos como las ballenas.
Impacto
Lo que no está claro es si la fertilización con hierro se empleará o no para "solucionar" el problema del cambio climático.
Leímos información que decía que 'no hay evidencia de intoxicación en la vida marina'. Pero claro, si no se mide, por supuesto que no va a haber evidencia
William Cochlan, Universidad de San Francisco
La investigación más reciente -llevada a cabo el año pasado- concluyó que a pesar de depositar seis toneladas de hierro en el Océano Antártico fue muy poca la cantidad de CO2 que se retiró de la atmósfera.
En opinión de William Cochlan, el impacto que esto pueda tener en la vida marina es algo que los reguladores y los científicos deben tomar en cuenta antes de permitir que continúen investigaciones sobre el tema y antes de que la fertilización se ponga en práctica.
"Leímos información que decía que 'no hay evidencia de intoxicación en la vida marina'. Pero claro, si no se mide, por supuesto que no va a haber evidencia".
"Si el objetivo es utilizar este método para combatir el calentamiento global tenemos que entender las consecuencias para la vida marina", concluyó Cochlan.
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Riachuelo: malas decisiones
Raúl A. Estrada Oyuela
Para LA NACION
La sentencia de la Corte Suprema de Justicia del 8 de julio de 2008 ordena a la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) recomponer el ambiente de la cuenca en todos sus componentes: agua, aire y suelos. Al cabo de un año, poco se ha hecho en materia de suelos, más allá de limpiar superficialmente algunos basurales clandestinos. Con respecto al aire, sólo se llamó a licitación para adquirir equipos con el fin de medir, en el futuro, su contaminación. En lo que se refiere a las aguas, se han hecho muestreos y mediciones que confirman lo que se viene sabiendo desde hace décadas. A pesar de ello, la Acumar ha dictado la resolución 3/2009, que hará perdurar la peor situación en toda la cuenca, porque establece como objetivo de mediano y largo plazos un estado peligroso de contaminación, que parece el opuesto a la acción de recomponer.
La ley 26.168, de creación de la Acumar, promulgada en diciembre de 2006, dispone que el organismo presente informes anuales al Congreso, pero hasta el presente no lo ha hecho. Sería conveniente que el Parlamento fuera cabalmente informado sobre cómo la Autoridad de la Cuenca ha unificado el régimen de vertidos de efluentes al cuerpo de agua, porque podrá comprobar que no se han adoptado las medidas para recomponer la cuenca. La resolución 3/2009, de mayo último, establece parámetros que no permitirían la vida de los peces. Expresa que no habrá restricciones para los compuestos nitrogenados ni para el cromo, el plomo, el cadmio, el mercurio y el arsénico. El cobre y el zinc ni se mencionan.
La Acumar justifica esos parámetros desastrosos alegando que las aguas de toda la cuenca serán usadas solamente para "actividades recreativas pasivas". Esa categoría no existe en las guías de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación ni en ninguna otra regulación en el mundo, según lo ha reconocido la misma Acumar en su presentación ante el juez federal de Quilmes, responsable de la ejecución de la sentencia de la Corte. La Autoridad de la Cuenca define las "actividades recreativas pasivas" como el "disfrute estético" y las sendas para caminatas y ciclismo, pero, a la vez, permite que el 90 por ciento del tiempo las aguas estén cubiertas con una película de grasas y aceites que difícilmente agregue atractivo estético. La decisión no ha sido consultada con quienes viven en la cuenca ni invoca respaldo científico expreso.
En realidad, la determinación de estos estándares es consecuencia lógica de dos resoluciones anteriores de la Acumar: la resolución 1/2007, que establece una tabla consolidada para la descarga de efluentes líquidos en la cuenca, y la resolución 1/2008, sobre definición y registro de agentes contaminantes.
La primera de esas resoluciones establece parámetros sobre el contenido contaminante que podrán tener los efluentes. Son, en general, altos. Por ejemplo, 0,5 mg de arsénico por litro y 0,1 mg de plomo por litro. Pero peor aún es que limita el total de litros que se podrán descargar. Bastará diluir con más agua de pozo para descargar más contaminante: la masa total de plomo, arsénico, cadmio, cobalto, mercurio o zinc que se puede volcar es infinita. El vuelco de coniformes fecales es libre, pero "se controlará su concentración a 500 metros de un balneario", como si hubiera alguno en el Riachuelo. Tampoco distingue áreas de vuelco en las que puedan concentrarse varias fuentes, ni considera la capacidad de procesamiento del cuerpo receptor ni el efecto combinado que puede producir la suma de distintos contaminantes. Por estas razones, la resolución 1/2007 fue objetada por el defensor del pueblo de la Nación.
La segunda resolución debe servir para definir qué es un agente contaminante y establece que la decisión recaerá en el presidente de la Acumar, que es el secretario de Ambiente. De los 40 parámetros indicados en la primera resolución, sólo 24 se toman en cuenta para la definición, porque esta segunda no considera, entre otros, el aluminio, el bario, el boro, el cloro libre, el cobalto, el cobre, el hierro soluble, el níquel, el plomo, el selenio y el zinc, ni toma en cuenta la temperatura del efluente. Esta resolución 1/2008 también fue objetada por el defensor del pueblo.
Con estas liberalidades para el vuelco de efluentes, solamente es viable una total ruina de las aguas como la que propone la resolución 3/2009. Además, esa situación ruinosa se extiende libremente a todo el curso de la cuenca, aunque en algunos parajes aguas arriba la situación actual pueda ser levemente mejor.
Por eso es que las decisiones adoptadas hasta hoy por la Acumar sobre la calidad de las aguas en la cuenca Matanza-Riachuelo tienden a hacer perdurar la situación actual. Con las aguas contaminadas, será muy difícil mejorar el aire o el suelo.
El autor es presidente de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.
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