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Patricia Cánepa Carrau - Asesora para el tema "Agua" para PTSS

viernes, 24 de septiembre de 2010

Días del Patrimonio.





La Onda que sobrevivió a una tragedia

El coche 216 cayó al río Santa Lucía en 1955: murieron 26 personas Dos aficionados lo recuperaron y completarán el trayecto el domingo Participarán sobrevivientes | Construidos como aviones; llegaban a los 180 km/h

EBASTIÁN AUYANET

Hace unos años, Rudy Volarich compró un ómnibus modelo "Centella de Plata", que había pertenecido a la empresa Onda. Era imposible que en ese momento supiera que se trataba del "216" que hace 55 años cayó al río Santa Lucía.

"El ómnibus estaba tirado en un descampado, enterrado. Yo buscaba uno viejo para poder convertirlo en casa rodante y quien me lo vendió me dijo que éste podía ser", cuenta el mecánico de Salinas al pie del vehículo General Motors estadounidense al que, de cerca, se le ven hasta las marcas de las letras de la pintura original.

Tiempo después de ser comprado por Volarich, el "Centella" apareció pintado de color rojo y la casa rodante se convirtió en una chivitería que hacía la temporada en el balneario La Paloma. Ya eran varios los entendidos y ex choferes de Onda que le habían dicho que ese coche que llevaba el número 222 era en realidad el 216, aquél que el 18 de julio de 1955 intentó cruzar un puente inundado sobre el río Santa Lucía y se hundió.

"Yo no sabía nada del accidente, es obvio que le cambiaron el número para que se siguiera usando. Cuando fui a ver los papeles no lo podía creer", explicó Volarich ya dentro del ómnibus en el que pocas piezas del interior se conservan, como las ventanas. Le quedan dos asientos. El resto fue sustituido por sillones. Y tiene una chivitera de acero inoxidable.

Poco tiempo después de comprar el "216", Volarich se encontró con Duaner Martínez, aficionado que conocía bien la historia y que le propuso devolverle su aspecto original. La idea dio pie a un homenaje que se realizará este domingo y a un libro y documental que Martínez comenzará a preparar, según aseguró mientras ambos trabajan a contrarreloj para el domingo.

Hace 55 años, el ómnibus, -un modelo del año 1948 que ingresó en 1951 al Uruguay- terminó por darse vuelta y caer al río, con un saldo de 26 muertos (chofer y guarda incluidos) entre los 43 que viajaban de regreso a Montevideo después de un fin de semana largo bajo intensas lluvias que hicieron crecer las aguas de varios ríos. El accidente sucedió después de que el ómnibus que viajaba delante del "216" lograra cruzar a tientas el puente que conectaba Chamizo con San Ramón. El puente estaba completamente tapado por la crecida del Santa Lucía y clausurado desde horas de la tarde. Que el coche delantero pudiera cruzar envalentonó a Américo Martínez, el chofer, que intentó hacer lo mismo.

El desenlace del siniestro, narrado por Miguel Álvarez Montero en el suplemento 9 de la entrega Sobrevivientes de El País, comenzó cuando el ómnibus -en el que entre otros viajaban funcionarios del banco Montevideo y excursionistas del Cerro, además de empleados de la casa Aliverti- se quedó a la mitad del recorrido ya que una de las ruedas se trabó entre la calzada y la baranda del puente. Para peor, el motor se apagó y no pudo ser reanudado. Una hora después llegó el primer intento de rescate, con el ómnibus a unos metros de la orilla que daba hacia Chamizo y a varios más del extremo que llevaba hacia San Ramón. Varios testimonios incluso señalaron que, si los pasajeros hubieran bajado y retrocedido unos metros, se habrían salvado, pero prefirieron esperar el salvataje en lancha en lugar de caminar casi a ciegas sobre el puente inundado entre la lluvia y el frío de esa noche.

Bomberos de Canelones, entre ellos el teniente segundo Juan López Blanquet, comenzaron a intentar los primeros rescates de pasajeros en un pequeño bote de tres metros de longitud. Doce personas fueron salvadas antes de que la hélice del motor se rompiera. Sobre las 4 y media de la mañana y arrastrado por la correntada, el bote desapareció. Cerca de las 5 y 50, el ómnibus se inclinó sobre la baranda del puente y, ante la desesperación de los testigos que miraban desde la orilla, cayó al río. Para ese entonces, el agua ya estaba 1 metro y 20 centímetros por encima del nivel del puente.

Una vez reparado, el ómnibus volvió a operar, aunque con el número cambiado. Según su actual propietario, mucha gente le comentó que sus destinos fueron diversos: cumplió algunos años más como interdepartamental y luego pasó a ser coche escuela. Terminó sus años de servicio entre líneas locales de Rocha. "Cuando lo llevé para allá el verano pasado, un chofer que lo había manejado lo reconoció enseguida. Este ómnibus terminó cubriendo destinos entre Rocha, el Chuy y La Paloma", explicó Volarich.

AL DESTINO. "Desde que sabemos que en este ómnibus sucedió esto, mi mujer no se quiere subir", dice con una sonrisa Volarich. Pero aprovechando los días del Patrimonio que se celebran mañana y el domingo, tanto él como Martínez se subirán para ir hasta San Ramón. La idea es que el ómnibus cumpla finalmente el trayecto hacia Montevideo, aunque el conductor sea otro Martínez. Volarich será el guarda.

En San Ramón, las víctimas del accidente serán recordadas al pie del puente, en el mismo lugar en el que se atascó el ómnibus (aún está la muesca de hormigón en el punto donde se trancó). Luego viajarán hacia Montevideo.

A las 14.30, el ómnibus llegará a Plaza de Cagancha, histórica ubicación de partidas y llegadas de ómnibus de Onda. Allí estará esperando una de las sobrevivientes rescatadas por López Blanquet, el bombero, que hoy tiene 91 años de edad, y que también estará presente. También varios ex empleados de Onda y conductores de la filial brasileña (Onda do Brasil) que, según afirmó Martínez, también llegarán a ver el coche.

Subido a una escalera mientras pintaba de negro una de las ventanas del ómnibus, Martínez explicó que lo del domingo será "un simple homenaje" de dos fanáticos de los ómnibus como el "216". "Nos hicimos amigos por él hace seis meses y sin pedirle un peso a nadie vamos a hacer que complete el recorrido. Y con eso ya estamos".

Guía multimedia para los días del patrimonio disponible en

www.elpais.com.uy

Motor y chasis de primer mundo

"Los `Centellas de Plata` fueron de los pocos ómnibus que terminaron enteros, incluso luego de que varios que vinieron después se desecharan", explicó Carlo Pereyra, experto del Equipo Recopilador Histórico del Transporte (Erhitran).

Este modelo -el primero comprado por la Onda a la General Motors estadounidense- venía con motor de 6 cilindros fabricado por Detroit Motors y carrocería marca Pontiac, la misma de los autos de lujo. "Es un ómnibus hecho con un sólo casco de aluminio, como el fuselaje de los aviones", explicó Volarich.

De los 30 "centellas" que llegaron al país, un 80% fue desguazado debido a la cantidad de aluminio que podía aprovecharse, ya que estaban compuestos por un 85% de ese material. En carreteras en buen estado, estos ómnibus podían alcanzar los 180 kilómetros por hora, según contó Pereyra. "Es mejor dejarlo prendido y no arrancarlo mucho. Es más barato", añadió Volarich. El motor tiene capacidad para 1.000 litros de gasoil.

Erhitran tiene en restauración al coche número 219, un "gemelo" del "216". Ese trabajo en un vehículo como estos tiene un costo cercano a los US$ 8.000.
El País Digital

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